Clarín – Tras el crimen de Isidro, el bebé de Carolina Píparo, el diputado Gerardo Milman (GEN-FAP) presentó un proyecto que terminó convirtiéndose en la Ley de Seguridad Bancaria. Había 60 días para reglamentarla. Algunas medidas nunca se implementaron.
Mientras el empleado contaba sin ningún cuidado los dólares y los pesos, Carolina Píparo y su mamá trataban de tapar con el cuerpo la línea de la caja para que los clientes que estaban en la sucursal no llegaran a ver el dinero que estaban a punto de retirar. Pero no pudieron, o fue inútil, y el final fue trágico. El 29 de julio de 2010, a Carolina la marcaron, la siguieron y la balearon con 8 meses de embarazo para robarle. Ella estuvo al borde de la muerte y su hijo Isidro nació de urgencia y por cesárea. Una semana después, el bebé falleció. Dos meses exactos más tarde, el Congreso aprobó la Ley de Seguridad Bancaria.
Aquella ley, un proyecto del diputado del GEN Gerardo Milman, estableció que los bancos debían instalar mamparas o pantallas visuales que impidieran ver a los clientes mientras realizan una transacción por ventanilla. También, en los cajeros automáticos.
La norma instruyó además que se instalaran inhibidores o bloqueadores de las señales de celulares dentro de los edificios, con la salvedad de que no interfieran en las alarmas de seguridad, ni el funcionamiento de estos teléfonos afuera del banco. Y que el tesoro de las sucursales esté blindado con cemento y acero para resguardar los valores y las cajas de seguridad.
El Banco Central tenía 60 días de plazo para emitir las normas reglamentarias, pero recién lo hizo en enero de 2011.
La ley fue impulsada tras el ataque a Carolina Píparo, al salir de una sucursal del Banco Santander Río de La Plata. Casi tres años después de aquella primera medida general de “barreras visuales”, en abril pasado se conoció una nueva reglamentación del Banco Central obliga a los bancos a colocar mamparas individuales entre caja y caja para aislar a cada cliente con el cajero que lo está atendiendo del contiguo.
Los bancos tienen 90 días (hasta julio) para adecuar todas sus casas y sucursales a la nueva exigencia. Esa mampara también tendrá que ser colocada entre los cajeros, para que el cliente sólo pueda ser visualizado por la persona que lo está atendiendo y no por otros clientes. La medida busca reducir el riego de que quien está retirando dinero sea “marcado” por un empleado infiel o un usuario.
“Se deberá contar con barreras visuales para la protección de la privacidad de las transacciones en las líneas de caja, impidiendo totalmente la visualización”, dice la normativa A5412 del BCRA.
“Si bien la medida de las barreras visuales logró bajar las salideras bancarias, lo mejor sería una instalación definitiva de cabinas tipo ‘telefónicas’ para garantizar la absoluta reserva visual y auditiva”, explicó en ese entonces a Clarín el abogado Héctor Muzzio, ex gerente de seguridad del Banco Central y técnico superior en Seguridad Pública.
El diputado Milman advirtió que los bancos incumplen la Ley de Seguridad Bancaria. “Ahora el cliente que está haciendo una operación puede ser observado por otro que está al lado en otra caja. Hay ladrones que hacen la cola y van a la caja para marcar a sus víctimas. La nueva implementación va en el sentido correcto, aunque al hacerlo parcialmente –aún podría oírse lo que hablan cajero y cliente– sigue sosteniendo la seguridad del cliente a la buena de Dios”, aseguró Milman.
Una de las disposiciones que quedaron en la nada es la que limitaba el uso de celulares. La señal que inhibiera los teléfonos adentro de las sucursales nunca prosperó.
“El inhibidor de señal de celulares funciona perfectamente en el Penal N° 3 de Córdoba y se demostró que no afecta a nadie en la calle. No hay motivos reales para que los bancos no lo implementen. También se sigue incumpliendo con el tipo de blindaje de las bóvedas”, resaltó Milman, la medida que buscaba prevenir golpes de boqueteros.