Los responsables de las carteras de Educación y de Ciencia y Tecnología parecen ignorar que la educación y la investigación constituyen una necesidad nacional, una oportunidad para salir de la crisis sistémica en la que se encuentra el país y construir un futuro de igualdad y prosperidad colectiva.
Cumpliéndose 100 años de la Reforma Universitaria hoy nos encontramos desandando ese camino. Celebrar la Reforma significa más que rendir un enfático homenaje a sus autores, profundizar los principios de aquel “Manifiesto Liminar” de 1918 desarrollando y ampliando las potencialidades de nuestras Universidades para brindar educación de calidad a un número cada vez mayor de jóvenes para producir conocimiento científico que en articulación con lo social y el sistema productivo permita resolver los problemas que nos atan al atraso y la desesperanza, y para ampliar mediante la extensión universitaria el compromiso con la sociedad para que el disfrute de la cultura y el conocimiento no sea un privilegio de pocos.
Cuando se legisla y cuando se decide en materia de educación superior y de presupuesto, debe imperar una mirada integradora que jerarquice la inversión en educación superior reconociendo su eminente carácter estratégico. Siempre que se ha presentado a la inversión en investigación y educación superior como un gasto, a la autonomía como un abuso, y a la universidad como sistema de privilegio, se lo ha hecho con el propósito de avanzar con un modelo social y económico excluyente que desintegra los lazos sociales, destruye el sistema productivo, causa mayor dependencia, y nos aleja de un futuro colectivo que nos contenga a todos en un proyecto de desarrollo y prosperidad.
Para no resignarnos a elegir entre un pasado de inmoralidad y robo sistemático y un presente de privilegios, desesperanza e insensibilidad necesitamos de la Universidad para construir futuro, un futuro de igualdad, desarrollo y dignidad para cada hombre, mujer y niño de nuestro pueblo.
La Política Universitaria no puede fundarse ni en la distribución discrecional de recursos que vivimos en el pasado, ni en un presente signado por el ahogo presupuestario y la baja de salarios de nuestros docentes. La educación, la investigación y la transferencia son para nuestros países además de una poderosa producción cultural y educativa, una formidable palanca de desarrollo que elevará nuestros estándares por caminos más rápidos, más sostenidos y sobre todo más dignos que los actuales.
Es por todo ello que desde el Partido Gen observamos con preocupación la situación presupuestaria de nuestras universidades y en particular el atraso salarial al que se somete a nuestros docentes universitarios. Reclamamos al gobierno que abandone la práctica de hostigamiento hacia las Universidades y garantice a nuestros docentes un salario que al menos no pierda su poder adquisitivo frente a la inflación, producto y responsabilidad de la impericia demostrada por el actual gobierno para gobernar la economía.
Paralelamente exigimos al gobierno la pronta resolución de las situaciones que han puesto en duda el futuro de nuestro sistema científico, nos referimos puntualmente a la situación del CONICET y la baja remuneración de los becarios, a la discontinuidad de proyectos comprometidos del INVAP, y por sobre todo al régimen de persecución y destrucción impuestos por el gobierno en el INTI.
Por todo ello convocamos a la ciudadanía y a nuestra militancia a solidarizarse y acompañar a nuestros docentes y al conjunto de la comunidad Universitaria participando este 30 de agosto de la Marcha Federal Universitaria, organizada por CONADU y CONADUH, y de todas las actividades que se realicen en defensa de la Universidad pública, gratuita, cogobernada y crítica.
Partido GEN
de la Provincia de Buenos Aires