Para poner en contexto el impacto sobre la oferta del nuevo ducto (Gasoducto Néstor Kirchner – GNK), debemos decir que en los picos de mayor demanda el sistema de transporte entrega aproximadamente 130 millones de m3/día lo que implica una inyección en cabecera de aproximadamente 145 millones de m3/día.
El gasoducto que aún NO ESTA OPERATIVO (es decir NO esta entregando gas) tendría una capacidad de entrega inicial de 11 millones de m3/día.
La diferencia entre “inyección en cabecera” y “entrega” están dadas porque el gas se usa como combustible de las plantas compresoras (que ayudar a mover el gas en los ductos y aumentan su capacidad de transporte).
Esta etapa del nuevo gasoducto no llega a aumentar la oferta local en mas de 8%. Es muy bueno tenerlo. Obviamente todo lo que se consume de gas natural local evitamos importarlo y genera movimiento local. Eso es bueno, pero NO CAMBIA la matriz energética. Es un paso en una buena dirección.
Argentina tiene 5 gasoductos. El gasoducto Norte que nos vincula con Bolivia y nuestra cuenca norte. El gasoducto Centro Oeste que sale de Cuenca Neuquina y se termina juntando con el gasoducto Norte en el Nodo San Jerónimo (Santa Fe) de ahí viene un sistema de ductos (tramos finales) hasta GBA. Ese sistema lo opera la Transportadora de Gas del Norte (TGN) desde diciembre de 1992.
Luego existen otros dos gasoductos que vienen de Neuquén. El NEUBA I y el NEUBA II. Ambos confluyen en Bahía Blanca. Ahí se juntan con el Gasoducto San Martín que inicia en la isla de Tierra del Fuego. De ese Nodo hasta GBA viene un sistema de ductos también conocido como tramos finales. Este sistema es operado por Transportadora de Gas del Sur (TGS) desde diciembre de 1992.
Hasta ahora se construyó del GNK el tramo Tratayen – Saliqueló conectándose con el sistema de TGS. El ducto es propiedad de ENARSA y el mantenimiento quedó a manos de TGS. Falta otro tramo hasta San Jerónimo donde se conectaría con el sistema de TGN y permitiría revertir a “gran escala” el gasoducto Norte teniendo en cuenta que nuestra cuenca norte produce poco gas y Bolivia está declinando. Así en un futuro el gas natural fluiría de San Jerónimo hacia el Norte invirtiendo el sentido del flujo actual.
El proyecto global del GNK prevé llevarlo a una capacidad de transporte de aproximadamente 44 millones de m3/día. Es decir, cuadruplicar la capacidad inicial. Para ello básicamente se agregan plantas compresoras a lo largo de la traza.
Argentina no va a dejar de importar gas o combustibles cuando empiece a despachar el GNK. Ni en su versión “chica” actual ni en su versión completa.
Este invierno 2023 se importaron de Bolivia, vía GNL, y en la forma de combustibles líquidos (Gas Oíl y Fuel Oil) el equivalente a 65 millones de m3/día. Si es probable que con el tiempo la “balanza energética” considerando las exportaciones de hidrocarburos y derivados menos las importaciones de hidrocarburos y derivados tiende al equilibrio e incluso que se vuelva superavitaria. Ello dependerá también de la evolución de nuestra economía. Es de suponer que en la medida que crezcamos aumente la demanda de energía. También va a influir la evolución de los precios relativos de los bienes energéticos que exportemos respecto de los energéticos que importemos.
Algunas preguntas que podrían surgir son las siguientes:
a) ¿Qué sentido tiene esto en el marco de las transiciones energéticas?
Los combustibles mas contaminantes son el carbón y los combustibles líquidos. El gas natural puede sustituirlos bajando emisiones globales mientras maduran otras tecnologías. El desarrollo del gas natural puede ser complementario incluso de las energías eólicas, solares y del hidrógeno.
b) Macri dejó todo listo para licitar el ducto
Esto no es cierto. Si avanzó con el proceso pero lo fue postergando por falta de interesados en financiarlo. El esquema propuesto por Macri era que la obra la llevara adelante un privado con financiación privada y recuperando la inversión vía tarifas. Cuando la situación macroeconómica empezó a complicarse se fue postergando la licitación, y nunca se llevó a cabo.
c) Este gobierno evitó tarifas en dólares a largo plazo
En la apertura de sesiones extraordinarias el Presidente dijo: “Dimos inicio durante 2022 a la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner que estaremos en condiciones de inaugurar a mediados de este año. Se trata de la obra más importante de transporte de gas de las últimas cuatro décadas.
Cuando la anterior administración pensó en este gasoducto diseñó un proyecto bajo el sistema PPP (participación público-privada) con tarifas dolarizadas por 27 años. Recién en julio de 2019 se lanzó una licitación, que se debió postergar por su inviabilidad. Ese proyecto dejaba la infraestructura en manos de la financiación y la gestión privadas.”
El GNK en su versión “K” se financió con multilaterales y el BNDES de Brasil en DOLARES, la capacidad inicial de transporte se le asignó al sector eléctrico vía CAMMESA (el administrador del despacho eléctrico) con un contrato de tarifas en DOLARES a 35 años.
d) La rapidez de inaugurar el ducto
En su versión original y con los plazos normales de construcción, según información de este gobierno, el ducto costaría 1200 millones de dólares. Al ritmo “extraordinario” que lo hicieron, según datos oficiales costó 2500 millones de dólares. Según datos oficiales tener el ducto a mitad de año en lugar de tenerlo a fin de año nos permitió (en realidad permitiría) ahorrar 1200 millones de dólares. Es decir, que siempre según información del propio PEN el apuro nos salió más caro que el ahorro. Hay que remarcar que hasta el momento no entró en servicio el ducto.